Saturday, September 3, 2011

Educación

Últimamente la educación ha estado sumamente en boga, y no sólo en Chile. Parece haber eso si una especie de conclusión formal para el tema educacional que se repite a lo largo del mundo, cuyas conclusiones podemos resumir así: “lo que hay no sirve”. Son varios los análisis que se hacen de la educación moderna y de las raíces de sus falencias, pero lo que está claro en todos lados es que se requiere una profunda transformación, un cambio radical. Más de lo mismo no va a ser suficiente.
Y es que mientras los visionarios tratan de definir qué hacer para motivar a los niños a aprender, para llevar la educación a todos y para abrir los horizontes de las materias de estudio a una nueva era, pareciera que son los gobiernos, a quienes les debiera por definición apretar el zapato con estos temas, los más apáticos y reactivos a la hora de enfrentarlos.

Una definición:

Sin duda hay mucho esfuerzo y dinero invertido en estos temas y tampoco dudo de la vocación de servicio de muchos trabajando en el área (entre ellos varios amigos), pero viendo todo el debate en Chile, las opiniones, las medidas, etc. Al menos hay un factor que yo no logro entender:
¿A qué nos referimos cuando hablamos de educación?
Se habla mucho de si debe o no ser un negocio, si debe o no ser un derecho, pero poco de qué se supone que es en el fondo. Según la RAE:
Educación (Del lat. educatio, -onis).
  • 1.f. Acción y efecto de educar.
  • 2.f. Crianza, enseñanza y doctrina que se da a los niños y a los jóvenes.
  • 3.f. Instrucción por medio de la acción docente.
  • 4.f. Cortesía, urbanidad.
Ni siquiera la definición de diccionario sirve de mucho, ya que según ella la educación es un fenómeno en sí mismo, pero no parece indicar un propósito claro.
Da igual, podrán decir, todos tenemos una idea de lo que es la educación. Pero, ¿Será acaso que todos tenemos la misma idea? Lo dudo, y creo que esta incapacidad de definir qué es la educación y cuáles son los principios fundamentales que la gobiernan la que tiene, entre otros problemas, a cada cual remando para un lado distinto.
No en vano todas las empresas tienen algo llamado la Misión, que trata de recordar y alinear a todos los empleados con la razón de existir de la empresa y sus objetivos. Sin ella, es imposible llegar a la Visión, que estandariza la manera en que se pretende alcanzarlos. Las empresas dedican enormes recursos para definir esto prácticamente al constituirse y me encantaría saber si, en algún lugar del Ministerio de Educación existe algo por el estilo...
En fin, no soy un experto, pero al no saber que definición se usa,  humildemente propongo la siguiente:
Educación (Del lat. educatio, -onis).
  • Transmisión de las habilidades y conocimientos que permitan a un individuo, de acuerdo al potencial y talento de este, participar en la sociedad y maximizar su aporte a ella.
A algunos podrá parecerles bien, a otros mal, pero yo creo que esta es en el fondo la definición que importa. Si me la compran, tomen en cuenta que no menciona en ninguna parte que la educación sea un derecho o que deba ser o no gratuita. Lo importante de tener una definición clara es que ahora podemos cuestionarnos abiertamente si los mecanismos y objetivos que estamos planteando están o no de acuerdo con la definición y porqué.
Esta pureza es necesaria a la hora de buscar soluciones ya que evita que perdamos el norte frente a otros temas como la desigualdad, el lucro, la privatización del cobre o lo que sea, que fácilmente puedan hacer que la discusión derive a cualquier parte, algo que en política tiende a ocurrir y entorpece enormemente el desarrollo de soluciones reales. Si algo he aprendido en todo el tiempo que llevo analizando y diseñando sistemas (y esto ES un sistema), es que la simpleza es signo de una solución robusta y elegante, que no existe una bala de plata que solucione todos los problemas de una sola vez y que tratar de lograrla nos lleva siempre a una carencia de modularidad que hace del sistema algo imposible de entender, imposible de mantener y propenso a fallar en los casos de borde (Me encantaría por demás ver este tipo de criterios en nuestro sistema legislativo). Concentrémonos por ende en la educación por sí misma.

Consecuencias directas:

  • Las habilidades y conocimientos deben ser efectivamente transmitidas. Es imprescindible por ende garantizar y medir que los educadores cuenten con dichos conocimientos, así como que sean capaces de transmitirlos.
    • La evaluación de los profesores de acuerdo a los resultado reales es por ende una necesidad imperativa.
    • Se deberán por ende tomar medidas de capacitación o expulsión cuando esta premisa no se cumpla.
  • Los conocimientos entregados deben ser relevantes para el bien social.
    • Se debería evaluar qué competencias son las más necesarias para ello, las que no necesariamente son puramente académicas. La sociedad se beneficiaría enormemente de contar con individuos con habilidades sociales desarrolladas, autoestima, que sean capaces de entender el funcionamiento de la democracia, la economía básica (en particular el ahorro y el crédito), el sistema legal, etc, etc, etc. Tal vez más que con muchas de las cosas que hoy se enseñan obligatoriamente.
    • Las carreras profesionales no son un bien en sí mismo, sino de acuerdo a las necesidades reales y esperadas del país y del mundo. Estas necesidades debieran ser constantemente evaluadas y utilizadas para tomar medidas concretas, por ejemplo, determinando la asignación de recursos a una u otra carrera dinámicamente.
  • El talento debe ser aprovechado.
    • Es claro que el talento puede provenir de cualquier clase social y por ende el sistema tiene que estar diseñado para aprovecharlo donde aparezca. Por ende, y a pesar de que me parece que la desigualdad social no es competencia directa del sistema educacional, si se debiera garantizar igualdad en la OPORTUNIDAD de educación.
    • El talento debe ser medido. Esto no solo para sacar estadísticas, sino como parte integral del funcionamiento del sistema. La PCU es un comienzo, pero yo expandiría las mediciones tanto al salir de las carreras, como bastante antes de entrar en ellas, determinando no sólo la calidad de educación entregada por distintas instituciones sino también los caminos abiertos a determinados alumnos.
    • El talento debe ser nutrido. En particular, especial énfasis debe colocarse en el el talento que no se ha desarrollado.
  • El beneficio social debe ser maximizado
    • Esto implica que los recursos deben ser dirigidos donde proporcionan el mayor impacto. Nuevamente, esto contradice que la educación vaya a ser igual para todos, sino que tiene un claro énfasis en la promoción de talentos y en los individuos de mayor potencial. Aunque pudiera pagarse, un sistema de educación donde todos obtengan un doctorado no es solamente improbable, sino que sería dañino para el funcionamiento del país.

Un bosquejo de mecanismo:

Podría dejar la discusión hasta este punto, pues creo que lo más importante ya está dicho, pero alguien podría argumentar que esto es pura crítica sin proponer soluciones. Sin ser un experto, yo al menos evaluaría las siguientes opciones:

Medida Consecuencias
Ninguna institución llamada “Universidad” puede acoger a alumnos con menos de 650 puntos en la PCU. Drástica reducción del alumnado profesional, incremento en la competencia por los alumnos entre las universidades, redefinición de muchas universidades a necesarios institutos técnicos.
100% de crédito, 100% estatal, 0% interés a todo alumno que entre a la universidad. Pagar el crédito no debiera ser un problema ahora que se garantiza un nivel mínimo de talento y se disminuye el pool profesional. Este mecanismo es independiente de recursos de los padres o cualquier otro criterio de discriminación social.
Limitar el número de créditos a otorgar a un título e institución particular de acuerdo a la relación costo de carrera v/s sueldo de los egresados.
Esto es fácil de determinar con información del SII de los egresados (promedio luego de 5 años por ejemplo)
Esto aproxima las ganancias o pérdidas totales para la sociedad y el individuo. Se logra un balance entre las carreras acorde con las realidades y necesidades del país. Se penaliza el número de matrículas de malas universidades y se premia a las buenas de acuerdo a resultados, independiente de otros factores (lucro, estatal, etc). La premisa es: medir que la educación recibida vale la pena. Se mantiene la flexibilidad de crear nuevos títulos y carreras (algo fundamental en el futuro), pero se limita el impacto de malas decisiones. Esto puede paliar un poco el difícil tema de la evaluación docente, elevándola a evaluación institucional.
Destinar recursos liberados para nivelar el talento en edad escolar. Igualdad de oportunidades, mejora de la educación general. Disminución de la inflación de precios en las universidades fomentada por los gastos estatales. Los alcances de una reforma en los colegios son otra conversación y este post ya es suficientemente largo.

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