Tuesday, May 7, 2013

Aprendiendo a razonar

Últimamente he estado leyendo bastante sobre la racionalidad misma. ¿Qué es ser razonable? ¿Qué es verdaderamente irracional?

1. La razón humana

Los seres humanos somos sin duda complejos. La evolución nos ha dotado de imaginación y raciocinio, capacidades que nos han permitido entender el mundo, predecir peligros y crear herramientas para superarlos. Sin embargo, nuestras adaptaciones evolutivas se preocupan más de obtener respuestas rápidas que respuestas correctas. Nuestras intuiciones, en efecto, nos engañan a menudo, haciéndonos caer en un sinnúmero de sesgos y falacias. Es solo entrenándonos en la razón que podemos combatir estos errores y actuar de forma inteligente.

2. Lógica y probabilidades en la vida diaria

La lógica y las reglas de las probabilidades no son tan solo un tema académico, son importantes herramientas para actuar en la vida, en efecto, son las MEJORES herramientas, y no debiéramos dejarlas conscientemente de lado. De hecho, muchas de las proposiciones de estas disciplinas no son sino extraídos de nuestra experiencia diaria. Sé que muchos prefieren la ignorancia a tolerar un par de números y fórmulas y que hablar de estas dista de ser "bakan", pero tengan un poco de paciencia (y/o curiosidad).

Por ejemplo, veamos el caso de la calefacción en mi departamento. La calefacción se enciende o apaga automáticamente, con parámetros que ignoro. Sin embargo, luego de un par de observaciones puedo darme cuenta de que cuando hace frío afuera, la calefacción se prende. Matemáticamente, diríamos que "frio afuera implica calefacción prendida": F ? C.

Sin embargo, esta no es la única opción, puesto que, por ejemplo, si la caldera sufriera un desperfecto, nos morimos de frio. Lamentablemente, el mundo no es tan certero y debemos encontrar una forma de lidiar con la incertidumbre. Aquí es dónde las probabilidades entran en juego, en vez de hablar de certezas nos preguntamos: ¿Qué tan probable es que esto ocurra? Es más, podemos formalizar qué relaciones existen entre la temperatura exterior y el estado de la calefacción.

Supongamos que 9 de cada 10 veces que hace frio la calefacción se prende. Podemos expresar esto como "La probabilidad de observar la calefacción C dado un día frio F es 0.9", o P(C|F) = 0.9. También podemos observar cosas como que la cantidad de veces que vimos la calefacción prendida es de 100 de los 365 días del año, es decir P(C) = 0.27, etc. Lo interesante es que una vez que comienzo a recolectar estos números, aunque sean aproximados, puedo razonar con ellos y puedo deducir otros valores. Los teoremas a usar aquí son simples, pero no quiero entrar en demasiados detalles aquí. Lo importante es que he relacionado las dos variables y ahora puedo hacer inferencias y predicciones inteligentes. 

Por complejo que suene, hacemos esto día a día. Si veo que la calefacción está apagada, puedo suponer con cierta certeza que no hace frio afuera y considerarlo a la hora de decidir que ponerme. Corro el riesgo de que la calefacción este rota, pero es poco probable. Nótese que consideramos que es la temperatura la que determina la calefacción y no al contrario, pero una vez establecida la relación saber algo de la calefacción me dice algo sobre la temperatura. Esto se llama "evidencia".

3. La falacia conjuntiva

Pero, si de todas formas actuamos con lógica, ¿por qué necesitamos números y fórmulas? La razón es que nuestra intuición no es siempre correcta, en especial para temas no mundanos. Un sesgo importante es que postulados que se sientan más completos o mejor balanceados nos parecen más probables. Un estudio realizado en una final de Wimbledon pedía a los espectadores ordenar las siguientes proposiciones de acuerdo a cual creían era más posible que ocurriera:

Borg gana el partido
Borg pierde el partido
Borg pierde el primer match, pero gana el partido
Borg gana el primer match, pero pierde el partido

La encuesta reveló por ejemplo que los espectadores creían más probable la tercera propuesta que la segunda. Nótese que el caso en que "Borg gana el partido" no depende del resultado del primer match, y por ende incluye tanto el caso en que gana el primer match como el que lo pierde", la explicación más detallada es, siempre, menos probable, porque reduce las opciones disponibles. Matemáticamente, siempre se cumple que P(A ^ B) >= P(A).

Esto puede verse en acción mucho en política, donde los candidatos no lanzan una o dos promesas, sino que decenas de ellas, con tal de que alguna enganche a un votante. Probabilísticamente hablando, entre más promesas hacen menos probable es que las cumplan. La mejor forma de evitar ser engañado es ser escéptico de la palabra "y", explícita o implícita.

4. Escepticismo y evidencia

Si sabemos que nuestras imaginaciones e intuiciones pueden engañarnos, ¿cómo podemos decidir en qué creer? Ahí es donde la evidencia entra en juego. Debemos creer sólo en aquellas cosas en las que la evidencia y la razón nos indican como probables. Si alguien nos dice "cuidado al cruzar la calle porque puede atropellarte un auto", tenemos suficiente evidencia histórica y suficiente conocimiento con respecto a los autos como para poder deducir que existe en efecto una probabilidad de accidentes y que aunque sea baja es razonable tomar algunas medidas básicas para minimizar el riesgo, como mirar a ambos lados. Tener una apreciación de que tan alta es la probabilidad es útil, nos permite entender que decidir nunca más volver a cruzar una calle puede ser una medida exagerada. Sea como fuere, entender el problema nos permite tomar una decisión más acertada e informada.

Si por el contrario yo dijera "presiento que va a haber un terremoto", nuestra respuesta natural es (y debe ser) el escepticismo. No sólo es poco probable que en un día cualquiera haya un terremoto, sino que no tenemos evidencia alguna de que alguien pueda percibirlos por anticipado. Además, postulamos recién sabemos que la probabilidad de uno Y lo otro es menor aun. Si bien hay gente insanamente crédula (como los que creían que el mundo se acabaría el 2000 o el 2012 y tantos otros), la mayoría de las personas inteligentes que conozco pensarían que bromeo o estoy loco. Entre mayor sea la afirmación que quiero demostrar verdadera, mayor es la evidencia que necesito para sustentarla.

5. Un postulado solo es evidencia si es que restringe lo que es posible

Aún si seguimos el camino de la razón y la evidencia, es muy fácil engañarnos con explicaciones falsas. Antes de que la biología lograra desentrañar muchos de los misterios del cuerpo humano, muchos creían en el "Vitalismo", es decir, una esencia vital que estaba detrás de los procesos biológicos entonces reproducibles por la ciencia. El problema de la teoría del vitalismo es que no predice ni deniega nada, decir "la esencia vital es la causa de que esta enfermedad" nos da la misma información que si dijéramos "la magia es la causa de esta enfermedad". Hoy nadie toma en serio el vitalismo. Si alguien nos da un argumento similar, una buena costumbre es ver si puedo reemplazar el argumento por "magia" sin perder nada.

No es así con las teorías aceptadas. Por ejemplo, la teoría de la gravedad no es importante porque justifica que las cosas caigan. ¡Es importante porque justifica que las cosas no vuelen! La magia explica también que las cosas caigan, pero explica igualmente bien que las cosas flotaran, o desaparecieran. La gravedad, la evolución y la gran mayoría de las leyes o teorías científicas aceptadas son importantes porque nos dan información de que cosas son más probables que otras, porque esas probabilidades pueden ser comprobadas y esa información utilizada en forma práctica. Cuídense de cualquier argumento que pueda explicarlo todo, porque al final no explica nada.

6. Un mejor argumento debe persuadirte.

¿Pero qué ocurre con la fe? ¿Qué ocurre con la tolerancia a las ideas de otros? ¿No tenemos todos derecho a una opinión? Pues la verdad es que el respeto es importante y lo considero un derecho, pero el respeto y la tolerancia no deben hacerte pensar que todas las posturas son igualmente válidas. Si no pudiéramos descartar opciones, la humanidad estaría estancada por completo y tanto la verdad como el conocimiento morirían. Si alguien opina que el sol aparece por el oeste y se oculta por el este, ¿debiéramos respetar su opinión? ¿Debiéramos ponerla al mismo nivel que la creencia contraria? La respuesta es no. Debiéramos quedarnos con la evidencia de que el sol aparece por el este y considerar, respetuosamente, que dicha persona está equivocada.

Lo interesante es que si la persona es racional, está demostrado que debiera cambiar su opinión en cuanto le presentemos un mejor argumento. Si pese a que llevemos a la persona a ver un amanecer y vea que el solo aparece por el este se niega a cambiar su manera de pensar, difícil es que yo no piense para mis adentros que es ya sea un fanático o un idiota. De hecho, es demostrable matemáticamente que dos personas que actúan en forma racional no pueden no llegar a un acuerdo. El problema es que muchas veces nos comportamos como idiotas y fanáticos. A veces nos importa más ganar un debate o defender nuestra cultura que alcanzar la verdad, pero no nos hacemos un favor al hacerlo.

¿Pero por qué es mi fe irracional? ¿Acaso puede la razón demostrarme que estoy equivocado? Creer en algo no es irracional. Es irracional creen en algo cuando no hay evidencia a favor o, peor aún, cuando hay evidencia en contra. A veces es posible de hecho demostrar lógicamente que una afirmación está errada, pero aunque no sea posible o dicha demostración no se haya descubierto, ello no prueba la afirmación correcta. La respuesta correcta es usar las herramientas que acabo de mencionar (escepticismo, evidencia y probabilidades) para llegar a la conclusión más razonable a nuestra disposición. Esto no solo aplica a la fe en términos religiosos, sino en todo ámbito.

7. Subyugando a Dios a la razón

La religión dista de ser el único entorno dónde fallamos en ser racionales, pero es un excelente ejemplo. No solo es la religión un fenómeno extremadamente común, sino además uno que profesa estar más allá de la razón misma, firmemente en el territorio de la fe. Sin embargo, podemos a costo de ser un poco herejes hacer el intento de aplicar nuestras nuevas herramientas nosotros mismos:

Por defecto, debiéramos partir por la premisa de que Dios no existe y esperar hasta tener evidencia para cambiar de opinión. Este escepticismo inicial es importante, puesto que si lo suprimimos no solo nos veríamos obligados a creer en Dios, sino en TODOS los dioses, los unicornios, los dragones, la magia, los extraterrestres, TODO. Como dicen en los juzgados, el peso de la evidencia está en el demandante.

Observemos primero lo que la fe postula. En general la religión no se remite a un par de aseveraciones, sino que se rodean de un sinnúmero de mitos y postulados, la mayoría de ellos difíciles o imposibles de comprobar, pero bastante improbables por sí mismos. Ahora que comprendemos la falacia conjuntiva debiéramos estar alerta; una explicación elaborada y compleja no es más probable, sino menos. Si por ejemplo queremos creer que la Biblia es exacta e inefable, cada uno de los 31102 versículos en ella implica una proposición, y cada una de estas disminuye considerablemente la probabilidad de que nuestra creencia sea correcta. En conjunto, la probabilidad de la biblia literal tiende a cero. Aun aceptando cantidades absurdas de interpretación se mantiene bastante cerca a cero, y racionalmente no debiéramos adoptarla como creencia.

Tercero, debiéramos ver si es que aceptar la teoría de que Dios existe nos permite saber algo, nos permite explicar o entender mejor el mundo que nos rodea. La respuesta es no. Luego de introducir el concepto de Dios no sabemos nada nuevo ni podemos predecir nada nuevo. Si alguien sobrevive una enfermedad, es un milagro, si muere, Dios lo llamó a su lecho. Si un asesino muere asesinado es justicia Divina, si escapa será juzgado al final de los días. En fin, probablemente podemos pasar días dando ejemplos, pero a final de cuentas la teoría de Dios siempre nos será posible explicar tanto lo intuitivo como lo no intuitivo. No brinda, por ende, conocimiento alguno y podríamos reemplazar la palabra Dios por la palabra magia sin perder nada.

Finalmente, pensemos en que otra evidencia podemos encontrar. Podemos pensar en Dios y su efecto en el mundo como equivalentes a nuestro ejemplo de la temperatura y la calefacción respectivamente. Dios parece haber sido bastante activo en tiempos antiguos, pero por estos días parece estar medio tímido. Para un ser todopoderoso interesado en lo que ocurre en el mundo es increíble la poca evidencia que tenemos de su existencia. Es más, la poca evidencia que existe es mejor explicada (con mayor probabilidad y menos complejidad) por otras teorías. No solo es teste un caso análogo donde la "ausencia de evidencia es evidencia de ausencia", sino que además existe evidencia real que es difícil de conciliar con la teoría de Dios, como por ejemplo el sufrimiento humano. 

En suma, si quisiéramos actuar racionalmente debiéramos creer, al menos hasta que nueva evidencia se presente, en la teoría más probable: no existencia de Dios. Con esto pretendo mostrar que es fácil decir que la razón no puede ser aplicada en un cierto ámbito, pero es difícil que algo este efectivamente más allá de la razón. La pregunta de fondo es si estamos dispuestos a hacer el intento o no. 

Si la respuesta es no, estamos en problemas. Algunos lo llamarían "fe", otros "conveniencia" y otros "tradición", para mí, sería más bien flojera o ignorancia. La fe, por demás, tiene sus propios problemas…

8. La fe como un mal amigo del hombre

Un primer efecto negativo de la fe es eliminar nuestra curiosidad. Una vez que creemos conocer la respuesta, dejamos de buscar. Esto no es lo mismo que cuando tenemos una teoría viable. La ciencia acepta la existencia de la fuerza de gravedad, pero constantemente intenta definirla mejor o llevarla a extremos. En caso de la fe, por el contrario, no nos está permitido cuestionar ni esperamos encontrar más evidencia. Educar a nuestros hijos en esta modalidad de no-cuestionar y no discernir es dañino en extremo.

Aparte del problema de la curiosidad hay que mencionar que la fe puede producir resultados positivos para la humanidad, en tanto hagan actuar a la gente en forma positiva. Sin embargo, la fe es un mecanismo defectuoso, y puede fácilmente hacer lo contrario. En efecto, la fe no es otra cosa que creer en algo ciegamente, independientemente de cualquier lógica o evidencia. Por ende, la fe puede igual de fácilmente justificar amoralidades y atrocidades (y lo ha hecho a lo largo de historia). Peor aún si es que las creencias garantizan perdón o recompensa divina (y así suele ser).

De hecho, ejemplos donde la fe ha abrumado por completo la razón abundan. Mi favorito es el Criminalis Cautio («prudencia en materia penal») de 1631, escrito por Friedrich Spee von Langenfeld, un sacerdote que confesaba brujas. En este tratado describe la forma de decidir la inocencia o culpabilidad de una persona acusada de brujería. Va más o menos así: Si la bruja había llevado una vida equívoca e inadecuada, ella era culpable. Si había llevado una vida buena y correcta, esto también era una prueba en su contra, pues las brujas disimulan y tratan de parecer especialmente virtuosas. Después de encarcelada, si la mujer mostraba miedo era muestra de su culpabilidad. Si no tenía miedo era también culpable, pues las brujas característicamente fingen inocencia abierta y audazmente. Si, al enterarse de la denuncia en su contra la mujer trataba de huir, ello era evidencia de culpabilidad, pero si no lo hacía, el diablo la detenía para evitar que escapara.

¿Es como para pegarse un tiro, no? Hoy podemos reírnos de semejante actitud, pero no por mucho, pues pronto recordamos el Nazismo, los terroristas suicidas o la quema de guaguas que aparecen en las noticias estos días. Es claro que el pensamiento de Friedrich no tiene sentido, pero ¿podemos culparlo de ello? La fe no pide que las cosas hagan sentido, pide creencia ciega.
Es esa fe la que puede cegarnos a nuestro verdadero compás moral. Es esa fe la que puede no sólo justificar nuestras malas acciones, sino liberarnos de las consecuencias de nuestros actos. Si van a creer el algo, crean en el Karma. Al menos es una postura donde no hay un dios que actúa a través de ti o perdona tus brutalidades, al menos las personas son responsables por sus actos.
A pesar de lo anterior, el tema de fondo es que la fe no debiera ser necesaria en lo absoluto. Contrario a la opinión de muchos, estudios han demostrado que las personas religiosas no son más morales que las no-religiosas (y tal vez lo sean un poco menos). De ser así, es posible tener todas las consecuencias positivas de la fe sin ninguno de los riesgos, ninguna de las confusiones y contradicciones y ninguna de las líneas arbitrarias que nos separan como seres humanos. Aunque fuera neutral, la fe sigue siendo un lastre innecesario. En palabras del Dalai Lama: 
"All the world’s major religions, with their emphasis on love, compassion, patience, tolerance, and forgiveness can and do promote inner values. But the reality of the world today is that grounding ethics in religion is no longer adequate. This is why I am increasingly convinced that the time has come to find a way of thinking about spirituality and ethics beyond religion altogether."
The 14th Dalai Lama, Tenzin Gyatso, 10 September 2012

9. Aparte: un test de fe

Leí hace poco sobre el dilema de Abraham, y es un excelente ejemplo. La exigencia de Dios es fe y obediencia por sobre todas las cosas, por encima de toda razón, moral o comprensión. Abraham de pasa la prueba al estar dispuesto a matar a su propio hijo y la biblia lo alaba por su virtud. Creo que la mayoría de los judíos y cristianos fallarían esa prueba… menos mal. Nuestro compás moral y nuestro amor por nuestros hijos es al parecer más importante que nuestra fe y obediencia, pese a que la biblia inculque lo contrario. 
¿Cuál sería la manera racional de actuar ante el dilema de Abraham? Supongamos que uno de estos días escucho una voz que me dice "Daniel, soy Dios, toma un cuchillo y mata a Nicolás y así demostrarás tu devoción a mí y te ganaras acceso a mi reino". Mi primera observación: es mucho más probable que me haya vuelto loco o se me haya fundido alguna neurona a que Dios exista. Busquemos evidencia, pidámosle a Dios que nos diga algo que yo no sepa pero pueda corroborar luego. "Dios -digo- humildemente, ¿podrías decirme los primeros 100 dígitos de Pi mientras tomo nota?". ¡Y me los dice! Si quiero ser razonable ahora es cuando debiera abandonar mi ateísmo y creer verdad? Pues no. Mi evidencia hasta el momento es que existe una inteligencia capaz de calcular Pi y comunicarse telepáticamente, pero pueden ser tanto Dios como Extraterrestres. Pero supongamos que pienso en más pruebas y que todas indican la existencia de Dios. 
Entonces me convertiría, pues la esencia de la racionalidad no es aferrarse a una idea, sino dejar que un mejor argumento (o mejor evidencia) te convenza. Probablemente estaría asustado, probablemente estaría lleno de rabia. No hay nada de irracional en ello, pues muchos de nuestros sentimientos son racionales y acertados en determinadas circunstancias (pese a que nuestra cultura dibuje al hombre racional como frio e indiferente). Seria irracional por ejemplo caminar por el barrio más peligroso de una ciudad sin sentir temor y más irracional aun comportarse como si no hubiera nada de qué preocuparse. Pero al final, habiendo lidiado con mis sentimientos, tomaría el cuchillo, iría donde Nicolás y diría "Dios, ahora creo en ti… chúpalo".

10. Por qué la razón es importante.

Ahora bien. Imaginemos que alguien me concede todo lo anterior, pero luego dice "ok, pero entonces prefiero ser abiertamente irracional". Está sin duda en su derecho, sin importar lo que yo pueda opinar de él. Sin embargo, hay importantes razones por las que la razón es fundamental para el ser humano:

Es práctica. Es decir, nos permite entender el mundo y nos da las herramientas para extender dicho conocimiento. Todo el progreso del ser humano, desde controlar el fuego hasta poder enviar emisarios a otros planetas, se basa en este conocimiento. Nada de ello se basa en fe o en opinión. 

Es históricamente un mejor modelo. Los griegos son considerados críticos en el desarrollo de nuestra civilización, pero no precisamente por habernos dejado sus dioses. La ilustración y el renacimiento se dieron bajo el dominio de la razón, mientras que el oscurantismo lo hizo bajo la religión. Ejemplos en la historia abundan.

Es una fuerza que nos une en vez de separarnos. Un compromiso unánime con la razón nos da un espacio de dialogo amigable en que se puede llegar a consensos pacíficos, basados en la persuasión. Si de fe se tratara, o nos resignamos a que no exista el consenso o usamos la fuerza para lograrlo. La razón es común a todos, no distingue sexos, razas, clases o creencias. Por el contrario, nos puede ofrecer puentes para enfrentar nuestras divisiones y prejuicios. Las creencias ciegas, en general, son divisivas y confrontacionales.

Es correcta. No sólo está basada en firmes pilares como la lógica y la matemática, sino que tiene mecanismos incorporados para detectar y corregir errores y para asimilar nueva evidencia. A diferencia de las creencias la razón es flexible y adaptativa. Menos propensa a cometer errores y más rápida en arreglarlos cuando ocurren.

Considero que estos son potentes argumentos. La razón tiene mucho que ofrecer y nos lo ofrece sin un precio que pagar a cambio. Sería irracional optar por la irracionalidad ;-)

11. Referencias

http://www.americanhumanist.org/HNN/details/2012-09-brainstormin-the-problem-with-faith
http://www.americanhumanist.org/HNN/details/2012-04-humanisms-moral-depths-an-abraham-and-isaac-story-fo
http://lesswrong.com/lw/ji/conjunction_fallacy/
http://en.wikipedia.org/wiki/Vitalism