La vida es
corta. Puede parecer un pensamiento enormemente trillado pero no por ello deja
de ser un hecho, y menos aún un hecho que podamos darnos el lujo de ignorar. Sin embargo, es demasiado fácil ser
conformista y ver los días y las semanas pasar volando sin casi darnos cuenta.
Estamos, irónicamente, demasiado ocupados o demasiado preocupados como para
pensar en estas cosas. Y es que poco sabemos a dónde vamos y poco nos
preguntamos quiénes queremos ser.
Hace tiempo
que pensaba abordar este tema, pero es un tema difícil. Yo tampoco sé, en todo
momento, a dónde voy o qué tengo que hacer para llegar allá. Pero en fin, la
vida carece de recetas, ¿o no? Pues, no. La verdad es que la vida está llena de
recetas, está de hecho colapsada por más recetas de las que cualquiera puede
seguir en una sola vida y es tal vez por lo mismo, por no existir LA receta,
que dejamos la misma pregunta de lado. Sin embargo, creo que con el tiempo he
llegado a tener una noción, probablemente incompleta e imperfecta, de cuál es
MI receta. Y este post no es nada menos que mi mejor intento de poner todo
junto en algo que ojalá haga sentido, algo que sirva para recordarme de cuando
en cuando el camino y, quien sabe, tal vez para que otros puedan encontrar el
de ellos. Y si de caminos se ha de hablar, tan solo hay un lugar para empezar:
“Caminante, son tus
huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.”
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.”
Antonio Machado
“Pero, caminante sin
camino,
no seas hombre errante,
no te falte aparente
destino.
Pues si de estelas se
trata,
como te dirá cualquier
marino,
siempre a puerto han
de apuntar.”
Yo
Y es que el
poema habla hermosamente de la melancolía del tiempo pasado y de la incertidumbre
del tiempo futuro, pero de alguna forma me hace imaginar al hombre perdido en
la vastedad del océano, sin ruta y sin motivo. ¿Somos acaso ese caminante?
Quisiera no serlo y el mejor verso, el que fue hecho canción, es aquel que
indica que se hace camino al andar, que al final depende de nosotros dar un
paso tras el otro y trazar nuestra propia senda. Pero lo primero, a mi
entender, es saber a dónde vamos…
Lo primero
que quisiera obtener en la vida es algo obvio: la felicidad. Pero algo de
introspección me hace pensar que la felicidad del momento no es lo único. No
importa cuántos panoramas arme siento que nunca podré llenar mi vida de
entretenimiento lo suficiente como para evitar los momentos de vacío en el
medio. Ninguna playa, por soleada que sea, ninguna fiesta, por loca o colorida,
va a ser capaz de llenarme por completo. Y es aquí donde creo que muchos
fallan, en no darse cuenta de que, por placentero que resulte, el
entretenimiento y la felicidad no son lo mismo.
Es en mi
vida importante poder en efecto volver la vista atrás y ver esa senda que nunca
de nuevo he de pisar. Es entonces que me doy cuenta que las huellas no son las
mismas, no pertenecen al mismo caminante, pues en verdad cada paso cambia al
que camina en alguien más. ¿Alguien mejor? Ahí radica, para mí, una respuesta.
Creo que mi felicidad está en poder ver que es lo que las huellas han dejado en
mí, poder tal vez darme cuenta de que estoy contento con quién soy y de lo que
he hecho. De poder compararme con ese caminante del pasado y sentir que, tras
tanto caminar, ha avanzado.
Y es que he
descubierto que no han nada más desalentador que mirar atrás y darse cuenta de
que no hay nada cambiado, nada que contar, nada nuevo. La marca de una vida
rutinaria, literalmente, sin penas ni glorias. Nada peor que no ver a alguien
en semanas o meses y que la pregunta “¿Qué es de tu vida?” no traiga ninguna
imagen a tu cabeza. Y sin embargo, es tan fácil dejar que ocurra. Y es que
existe al parecer la vida misma no parece estar constituida por segundos o
minutos, sino por experiencias, vivencias y aprendizajes. Creo que podemos
hablar entonces, ingenierilmente lo sé, de “densidad de vida”, y medirla en
unidades como “vivencias/minuto” o “aprendizajes/año”. Y es que al final,
aunque el tiempo pasa igual para todos, algunas vidas son mucho más densas que
otras…
Quisiera también
poder mirar atrás y ver que mis huellas se han cruzado con las huellas de otros.
Más aun, quisiera que al juntarse ambas huellas, en vez de seguir impasibles, hayan
tomado un mejor curso. No sé si esto calza con el mítico “deseo de
trascendencia”. No pretendo que la historia me recuerde. Probablemente pasadas
unas cuantas generaciones hasta mi propia descendencia va a pensar en mí tan
solo como un nombre más en el árbol genealógico. No, ninguna estela dura mucho
en el mar y puedo aceptarlo. Lo que quisiera es que en algún momento y lugar, tal
vez ahora mismo, tal vez años después de haber muerto, alguien se acuerde de mí
con una sonrisa en el rostro o con agradecimiento en el corazón.
Hay una
cosa más, y es que mirar atrás no requiere esperar a que nuestros días se
acaben, más aun, puede ayudarnos también a mirar adelante cuando aún es tiempo.
Hoy no tengo certeza de que me depara la vida, nunca voy a tenerla, pero sí
puedo decir que sé que estela quiero dejar. He ahí mi camino y las cosas que he
descubierto. Mi vida ha sido corta comparada con mis abuelos, pero larga
comparada con el hijo que, incidentalmente, está por nacer. Suficientemente
larga al menos como para mirar atrás y darme cuenta de que mi vida, si bien
imperfecta, ha sido densa, de que creo haber dejado una pequeña huella en unos
pocos y de que, indudablemente, soy feliz.
Difícilmente es no relacionable tus palabras con el último libro de Eliyahu M. Goldratt, "The Choice" ("La decisión" en español) que trata básicamente de la elección de vida.
ReplyDeleteUna vida fácil es, redundantemente, fácil de conseguir, como dice Goldratt, con un buen garrote en la cabeza y te servirán la comida en la cama o en una silla de ruedas por el resto de tu vida.
Una vida plena es lo que plantea Goldratt. Y para ello, plantea conceptos como:
- Dejar de creer que las soluciones complejas son las correctas. Que todo (toda persona, toda situación, toda relación, toda organización, todo problema, todo dilema,.... en fin todo) tiene una simplicidad inherente, que hay que buscarla sacándose la venda de las soluciones rebuscadas y complejas.
- Dejar la estúpida y muy arraigada costumbre de culpar a otros por las situaciones que ocurren, y tomar el control. Ser el protagonista de las decisiones que gatillan las situaciones de tu alrededor.
- Entender que todo (idem)tiene un punto armónico que hay que buscar y lograr.
Según yo la vida plena es tras lo que hay que ir, y si en algún momento me ven en búsqueda de algo diferente, por favor háganme la pregunta si quiero una vida fácil con un garrote en la mano.