En el post anterior anduve algo por las nubes
pensando en la felicidad y esas cosas. Ahora que lo pienso ese texto iría mejor
en los diarios de vida que aun guardo que publicado en internet, pero en fin,
tal vez pasa de manos y le llega a alguien al que le sirva o sino a fin de
cuentas tengo claro que este blog no lo ve prácticamente nadie :-)
Si alguien de todas formas quedó preocupado,
puede reconfortarlos de que mi vida sigue totalmente carente de alcohol, drogas
y e incluso de bailar apretado. Si, ahora con el Nico por nacer y de por medio,
la Pili y yo quedamos a una distancia que sería socialmente aceptable en la
época nuestros abuelos, jejeje.
Terminado
el disclaimer anterior me quedó rondando la idea de que tal vez no llevé el
tema del post anterior suficientemente a tierra, que tal vez es fácil leerlo y
dejarlo tan solo en palabras o divagaciones al aire. Por el contrario, al
escribirlo estaba pensando en una especie de llamado a la acción. Es por eso
que voy a tratar de dar algunas formas puntuales de llevar las ideas a la vida
diaria. Recordemos que los objetivos son:
- Sentirse orgullosos de quienes somos.
- Dejar una marca positiva en otros.
- Ser feliz.
Ninguno es
completamente independiente de los otros, sino que van, en efecto, entrelazados.
Cada punto sin embargo merece algunas reflexiones, pero es el primero de ellos
el que considero resulta más escurridizo, por lo que aquí van algunas cosas que
podemos hacer:
Perdonarnos
nuestros defectos y falencias, presentes o pasadas. El futuro es una página en
blanco y siempre es posible recuperarse de una caída o volver a empezar. Cuidado
de caer en la flojera o complacencia, perdonar no implica justificar y los
errores de ayer debieran tender a desaparecer mañana o no hay avance alguno. Lo
importante en el fondo es poder librarnos de angustias, inseguridades, autocompasión
y esa forma general de pensar en la vida como en un drama y que nos impide
buscar oportunidades reales de cambio. Algunos problemas pueden no desaparecer
por arte de magia, pero internamente vamos a estar mejor preparados para lidiar
con ellos.
Perdonarnos
nuestras limitaciones. Entender que nuestras capacidades y nuestro tiempo son
limitados y contentarnos con la perspectiva de hacer lo mejor posible. No
tratar de vivir tratando de cumplir expectativas imposibles, especialmente
cuando son presiones de otros sobre lo que tenemos que hacer en nuestras
propias vidas. (para algunos: desechar “la punta tecnológica”).
Practicar
el distanciamiento. Entender que en el fondo no necesitas nada para ser feliz,
que pocas cosas en la vida son realmente indispensables. Que no necesitas el
auto, la casa grande, los muebles suntuosos, etc. Que si haces todo lo
contrario de lo que cualquier propaganda dice vas a poder ser feliz igual.
Necesitas un techo bajo el que vivir y comida en tu boca, pero en realidad poco
más en incluso el techo y la comida pueden probablemente ser sencillos. Por
duro que parezca, tampoco necesitas a las personas, si alguien se aleja de tu
vida, déjalo ir, siempre habrá más gente por conocer.
Los tres
pasos anteriores están pensados para otorgarnos una sola cosa: libertad.
Sólo siendo libres somos realmente capaces de elegir nuestros caminos en la
vida. Quienes queremos ser y qué queremos lograr. Preguntas cuyas respuestas
difícilmente van a venir del exterior.
Siendo
libres podemos abrir de verdad los ojos y ver que caminos reales tenemos por
delante y, la verdad, son tantos que solo verlos puede llenarnos de duda o indecisión
(un factor psicológico que está bien documentado: parálisis de análisis), sin
embargo, la idea no es preocuparse de tomar la mejor decisión, sino de tomar
alguna decisión y siempre y cuando sea una decisión libre. Una fuente de duda
es pensar “¿Qué hubiera pasado si…?”. Si algunos científicos tienen razón,
existen billones de universos paralelos en que si elegimos la puerta de al
lado, pero si queremos ser pragmáticos, es imposible saber nada al respecto y
por ende la misma pregunta resulta irrelevante. Lo importante es elegir.
La libertad
y el desapego pueden parecer contradictorias. ¿De que me sirve elegir si ya no
necesito nada de la vida? La verdad es que viví este sentimiento en una etapa y
es una sensación extraña, sin embargo, existe una importante diferencia entre
no necesitar
nada y no querer nada. No necesitar es un estado mental/espiritual en que
eres libre de lo no esencial, libre de la angustia, del miedo y de la ilusión
del control. No necesitar no merma tu capacidad de disfrutar de las cosas que
te ocurren o de soñar con las cosas que podrían ocurrir, por el contrario, te
dan la tranquilidad necesaria para hacerlo de una forma mejor y más abierta e
inclusive para buscar la realización de esos sueños sin otras ataduras. El mantra
a seguir en mi opinión es “necesitar poco, soñarlo todo”.
Ahora, qué desear
es una pregunta cuya respuesta es distinta para distintas personas. Hay decenas
de objetivos loables en la vida, cada uno de ellos suficiente para llenarla por
completo: deporte, música, conocimiento, caridad, trabajo, amistad, paternidad,
ver el mundo, y un largo, largo etcétera. Es más, la mayoría de nosotros
tampoco va a optar por una sola cosa, sino por una mezcla de varias, con
distintos niveles de éxito en cada una de acuerdo a nuestros talentos y a la
forma en que balanceamos nuestro tiempo entre ellas. Lo importante en mi
opinión es que esas elecciones nos cambien, nos redefinan. Si dedicamos nuestro
tiempo a cosas que no nos hacen mejores ni ayudan a otros es probable que sean
solo entretenimientos pasajeros. Son ricos, pero en su sana medida, o de lo
contrario corremos el riesgo de mirar atrás y darnos cuenta de que no tenemos
nada que contar, de que ha pasado y pasado el tiempo sin casi darnos cuenta, de
que nuestra vida ha sido en efecto muy poco densa.
Ejemplos de
cosas que siento no me cambian, sólo me entretienen (y a veces ni eso):
- Ver películas o televisión
- Ver un partido de algún deporte
- Jugar computador o consolas
- Leer noticias (o peor aún, farándula o pseudo-noticias)
Ejemplos de
cosas que siento me transforman:
- Tomar un desafío, hacer algo por mí mismo
- Aprender
- Viajar
- Reflexionar
- Hacer algún deporte
- Trabajar (dependiendo…)
- Hacer algo que nunca había hecho antes
- Conversar con amigos de temas importantes/personales.
- Construir media aguas
- Estar casado
Tal vez si
pasara más tiempo podría llenar ambas listas con más y más cosas, pero supongo
que se entiende la idea. Al final, creo que la diferencia radica en que hay
actividades que uno aborda en forma pasiva y otras dónde se toma un rol activo,
propio, que deja una influencia más duradera. Es la diferencia entre ser un espectador
de las vidas de otros o un protagonista en la propia. Lo primero es sin duda más
fácil, nos pasa por fuera requiriendo escaso esfuerzo, perseverancia o
compromiso. Tampoco es malo, por el contrario, un buen balance es necesario y
todos necesitamos un descanso de vez en cuando. Lo importante es no romper ese
balance hacia ese lado, no dejar que la vida nos pase de largo. Al final, la
próxima vez que alguien te pregunte “¿Qué es de tu vida?”, ¿Qué tan interesante
va a ser tu respuesta?
Profundo y vibrante tu análisis Daniel. Sin duda te invita a reflexionar.
ReplyDeleteAprovecho la oportunidad de enviarles muchos cariños. Me enteré por Ninoska que iban a ser papás y de verdad que los felicito. También por supuesto me enterpe de este blog que está muy bueno (sacaré datos para cuando vayamos a Machupichu)
Un abrazo desde acá y cuídate mucho Pili lo que te reste de tiempo.
Karina