Monday, February 13, 2012

Lo que vale la pena 2


En el post anterior anduve algo por las nubes pensando en la felicidad y esas cosas. Ahora que lo pienso ese texto iría mejor en los diarios de vida que aun guardo que publicado en internet, pero en fin, tal vez pasa de manos y le llega a alguien al que le sirva o sino a fin de cuentas tengo claro que este blog no lo ve prácticamente nadie :-)

Si alguien de todas formas quedó preocupado, puede reconfortarlos de que mi vida sigue totalmente carente de alcohol, drogas y e incluso de bailar apretado. Si, ahora con el Nico por nacer y de por medio, la Pili y yo quedamos a una distancia que sería socialmente aceptable en la época nuestros abuelos, jejeje.

Terminado el disclaimer anterior me quedó rondando la idea de que tal vez no llevé el tema del post anterior suficientemente a tierra, que tal vez es fácil leerlo y dejarlo tan solo en palabras o divagaciones al aire. Por el contrario, al escribirlo estaba pensando en una especie de llamado a la acción. Es por eso que voy a tratar de dar algunas formas puntuales de llevar las ideas a la vida diaria. Recordemos que los objetivos son:
  • Sentirse orgullosos de quienes somos.
  • Dejar una marca positiva en otros.
  • Ser feliz.

Ninguno es completamente independiente de los otros, sino que van, en efecto, entrelazados. Cada punto sin embargo merece algunas reflexiones, pero es el primero de ellos el que considero resulta más escurridizo, por lo que aquí van algunas cosas que podemos hacer:

Perdonarnos nuestros defectos y falencias, presentes o pasadas. El futuro es una página en blanco y siempre es posible recuperarse de una caída o volver a empezar. Cuidado de caer en la flojera o complacencia, perdonar no implica justificar y los errores de ayer debieran tender a desaparecer mañana o no hay avance alguno. Lo importante en el fondo es poder librarnos de angustias, inseguridades, autocompasión y esa forma general de pensar en la vida como en un drama y que nos impide buscar oportunidades reales de cambio. Algunos problemas pueden no desaparecer por arte de magia, pero internamente vamos a estar mejor preparados para lidiar con ellos.

Perdonarnos nuestras limitaciones. Entender que nuestras capacidades y nuestro tiempo son limitados y contentarnos con la perspectiva de hacer lo mejor posible. No tratar de vivir tratando de cumplir expectativas imposibles, especialmente cuando son presiones de otros sobre lo que tenemos que hacer en nuestras propias vidas. (para algunos: desechar “la punta tecnológica”).

Practicar el distanciamiento. Entender que en el fondo no necesitas nada para ser feliz, que pocas cosas en la vida son realmente indispensables. Que no necesitas el auto, la casa grande, los muebles suntuosos, etc. Que si haces todo lo contrario de lo que cualquier propaganda dice vas a poder ser feliz igual. Necesitas un techo bajo el que vivir y comida en tu boca, pero en realidad poco más en incluso el techo y la comida pueden probablemente ser sencillos. Por duro que parezca, tampoco necesitas a las personas, si alguien se aleja de tu vida, déjalo ir, siempre habrá más gente por conocer.

Los tres pasos anteriores están pensados para otorgarnos una sola cosa: libertad. Sólo siendo libres somos realmente capaces de elegir nuestros caminos en la vida. Quienes queremos ser y qué queremos lograr. Preguntas cuyas respuestas difícilmente van a venir del exterior.

Siendo libres podemos abrir de verdad los ojos y ver que caminos reales tenemos por delante y, la verdad, son tantos que solo verlos puede llenarnos de duda o indecisión (un factor psicológico que está bien documentado: parálisis de análisis), sin embargo, la idea no es preocuparse de tomar la mejor decisión, sino de tomar alguna decisión y siempre y cuando sea una decisión libre. Una fuente de duda es pensar “¿Qué hubiera pasado si…?”. Si algunos científicos tienen razón, existen billones de universos paralelos en que si elegimos la puerta de al lado, pero si queremos ser pragmáticos, es imposible saber nada al respecto y por ende la misma pregunta resulta irrelevante. Lo importante es elegir.
La libertad y el desapego pueden parecer contradictorias. ¿De que me sirve elegir si ya no necesito nada de la vida? La verdad es que viví este sentimiento en una etapa y es una sensación extraña, sin embargo, existe una importante diferencia entre no necesitar nada y no querer nada. No necesitar es un estado mental/espiritual en que eres libre de lo no esencial, libre de la angustia, del miedo y de la ilusión del control. No necesitar no merma tu capacidad de disfrutar de las cosas que te ocurren o de soñar con las cosas que podrían ocurrir, por el contrario, te dan la tranquilidad necesaria para hacerlo de una forma mejor y más abierta e inclusive para buscar la realización de esos sueños sin otras ataduras. El mantra a seguir en mi opinión es “necesitar poco, soñarlo todo”.

Ahora, qué desear es una pregunta cuya respuesta es distinta para distintas personas. Hay decenas de objetivos loables en la vida, cada uno de ellos suficiente para llenarla por completo: deporte, música, conocimiento, caridad, trabajo, amistad, paternidad, ver el mundo, y un largo, largo etcétera. Es más, la mayoría de nosotros tampoco va a optar por una sola cosa, sino por una mezcla de varias, con distintos niveles de éxito en cada una de acuerdo a nuestros talentos y a la forma en que balanceamos nuestro tiempo entre ellas. Lo importante en mi opinión es que esas elecciones nos cambien, nos redefinan. Si dedicamos nuestro tiempo a cosas que no nos hacen mejores ni ayudan a otros es probable que sean solo entretenimientos pasajeros. Son ricos, pero en su sana medida, o de lo contrario corremos el riesgo de mirar atrás y darnos cuenta de que no tenemos nada que contar, de que ha pasado y pasado el tiempo sin casi darnos cuenta, de que nuestra vida ha sido en efecto muy poco densa.

Ejemplos de cosas que siento no me cambian, sólo me entretienen (y a veces ni eso):
  • Ver películas o televisión
  • Ver un partido de algún deporte
  • Jugar computador o consolas
  • Leer noticias (o peor aún, farándula o pseudo-noticias)


Ejemplos de cosas que siento me transforman:
  • Tomar un desafío, hacer algo por mí mismo
  • Aprender
  • Viajar
  • Reflexionar
  • Hacer algún deporte
  • Trabajar (dependiendo…)
  • Hacer algo que nunca había hecho antes
  • Conversar con amigos de temas importantes/personales.
  • Construir media aguas
  • Estar casado

Tal vez si pasara más tiempo podría llenar ambas listas con más y más cosas, pero supongo que se entiende la idea. Al final, creo que la diferencia radica en que hay actividades que uno aborda en forma pasiva y otras dónde se toma un rol activo, propio, que deja una influencia más duradera. Es la diferencia entre ser un espectador de las vidas de otros o un protagonista en la propia. Lo primero es sin duda más fácil, nos pasa por fuera requiriendo escaso esfuerzo, perseverancia o compromiso. Tampoco es malo, por el contrario, un buen balance es necesario y todos necesitamos un descanso de vez en cuando. Lo importante es no romper ese balance hacia ese lado, no dejar que la vida nos pase de largo. Al final, la próxima vez que alguien te pregunte “¿Qué es de tu vida?”, ¿Qué tan interesante va a ser tu respuesta?

1 comment:

  1. Profundo y vibrante tu análisis Daniel. Sin duda te invita a reflexionar.
    Aprovecho la oportunidad de enviarles muchos cariños. Me enteré por Ninoska que iban a ser papás y de verdad que los felicito. También por supuesto me enterpe de este blog que está muy bueno (sacaré datos para cuando vayamos a Machupichu)
    Un abrazo desde acá y cuídate mucho Pili lo que te reste de tiempo.
    Karina

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